miércoles, 20 de septiembre de 2017

Reflexión libertaria del "procés catalá": no es ruptura ni transformación, es continuidad estatista


En primer lugar, me gustaría criticar y condenar las actuaciones que esta llevando a cabo el Estado español frente a aquellos medios, personas o colectivos que están a favor del Referéndum, y que están haciendo todo lo posible para que el mismo se celebre. En el siguiente artículo no vengo a dar una visión de lo que creo mejor para Catalunya desde la lejanía, sino que por el contrario, lo que vengo a hacer es una critica global a un problemática concreta, es decir, vengo a cuestionar un sistema de control político como el estatal, sistema que por cierto, pretende aplicarse en una futura Catalunya independiente, por eso mismo, considero fundamental que los y las libertarias puedan llevar a cabo una crítica legitima a este tipo de procesos, sin dejar de cuestionar la vejación de libertades y derechos que, en el caso catalán, está ejerciendo el Estado español; condenar las actuaciones del ejecutivo español, no nos tiene que situar de facto del lado de aquellas y aquellos que opinan que una ruptura con el Estado español, conllevará una mejora de las condiciones de vida de la población catalana y una oportunidad de transformación social para sus gentes.

Soy consciente, de que son momentos de tristeza, desesperación e incluso de desencanto y sensación de derrota para muchas de las personas que queremos ver cambios que se encaminen a la construcción de una realidad libertaria, ecosocial y feminista, sea como fuere, el hecho de que no exista ni se pueda predecir a corto plazo un movimiento libertario coordinado, no nos ha de llevar a participar en procesos que nada tienen que ver con nuestras convicciones más profundas, y esto que enuncio no es más que un ejercicio de pragmatismo para evitar decepciones profundas, e incluso afecciones psicológicas que deriven en físicas por emprender un camino con gentes que nada tienen que ver con el ideario libertario -esto también se da en los movimientos libertarios, pero que duda cabe, que tienes más papeletas si te juntas con socialdemócratas, liberales y comunistas-, más bien, representan su antagonismo.

No olvidemos que la lucha cotidiana está en la propia cotidianidad de nuestros actos y en la búsqueda de una coordinación de dichas acciones para que se transformen en colectivas; del barrio al pueblo, del pueblo a la comarca y de la comarca a la bioregión, construyendo una realidad paralela a la existente con trabajo de hormigas.

Pues bien, a lo largo de la historia algunas personas libertarias -yo mismo en un momento de mi vida militante también lo veía así- han visto con buenos ojos su participación en procesos que aunque no fueran libertarios, entendían que dichas coyunturas político-sociales, podían aportar su granito de arena a la causa de cambio integral que representaba y representa el anarquismo. Esta participación estratégica de ciertos militantes libertarios en algunos procesos históricos o cotidianos se ha dado desde la “micropolítica” en su vertiente cotidiana, participando en asambleas o colectivos de barrio con personas de ideología principalmente comunista, o bien, en grandes movimientos como el 15M, donde se ha militado con gentes que o no disponían de una ideología marcada, o por el contrario, eran militantes activos y cuadros políticos de diferentes organizaciones o partidos políticos. También si miramos el pasado siglo XX, nos topamos con la participación de la CNT en el Frente Popular y en el posterior gobierno republicano, sin tener que recordar por evidentes, todos los problemas que conllevó dicha unión con el PCE , los cuales llegaron a derivar en enfrentamientos armados durante la guerra civil, como el de la telefónica de Barcelona.

Parece ser que algunos y algunas libertarias catalanas ven el “procés” -de aquí en adelante me referiré al “proceso catalán bajo esta denominación- como una oportunidad de cambio y de ruptura con lo vigente, como un momento perfecto para implantar un proceso destituyente en las calles que transforme a Catalunya en un Kobane Occidental y mediterráneo, donde las decisiones serán tomadas por la gente y los organismos estatales del futuro Estado catalán perderán todo su poder al poco tiempo de tenerlo efectivo. He de decir a continuación y muy a pesar, que no encuentro ningún tipo de oportunidad en el “procés”, y menos, un caldo de cultivo para una situación revolucionaria como la que relataba al principio de este párrafo, si no más bien lo que percibo es un engaño para con las clases populares, y en este texto en concreto, para los y las libertarias que ven en el “procés” una oportunidad de ruptura, aquí van algunos de los motivos sociopolíticos que considero fundamentales:
  1. La mayoría de los y las catalanas que anhelan el “procés” no están en contra de la Unión Europea ni del Euro
  2. La mayoría de los y las catalanas que están a favor de la secesión consideran que una Catalunya independiente podría recuperar el anterior “estado de bienestar” y vivir bajo mejores premisas socio-económicas que dentro del Estado español
  3. La mayoría de los y las catalanas que votarán el SÍ en el referéndum de autodeterminación del 1-O, no están en contra de los Estados, y por lo tanto no condenan ni ven como un atropello, su burocracia, verticalidad y autoritarismo como sistema de control socio-político
  4. La mayoría de los y las catalanas que desean que Catalunya sea un Estado Independiente no están en contra de los ejércitos, ni de los cuerpos represivos, ni mucho menos de la OTAN. Por lo que la mayoría de los y las catalanas verían con buenos ojos, o bien por un lado, la creación de un ejército propio catalán, o bien por otro lado, la firma de un acuerdo-estilo Islandia- donde una Nación sin ejército bajo una serie de concesiones es protegida por la Alianza Atlántica
  5. Por último y algo que es determinante:
  6. La mayoría de los y las catalanas que buscan tener un Estado propio no son anticapitalistas ni están en contra del sistema productivista que mueve dicho sistema socio-económico, como bien decía anteriormente, desean retornar al nivel económico-material que tenían hace unos años, al igual que desearían la incrementación del mismo en un futuro Estado catalán independiente.
Estos son sin duda alguna, los cinco motivos fundamentales por los que el “procés” no representa ningún avance para la lucha contra el capitalismo, el patriarcado, o evita por otro lado, la destrucción de nuestro planeta y sus especies, todo lo contrario, me atrevo a decir que la postura de muchos y muchas “dependentistas catalanes”-me refiero al PDcat y Esquerra y a la mayoría de sus votantes o simpatizantes-, se ancla en un ecofascismo que no tiene en cuenta la situación dramática de nuestro territorio y en la fe desarrollista del crecimiento económico, no niego sentimentalismos, “haberlos haylos” como las meigas, pero del mismo modo que Gibraltar no quiere ser español o Ceuta y Melilla marroquís, Catalunya no quiere ser española; quien niegue que la mayoría de los y las catalanes-o de otros países-no valoran como un punto importante el factor económico como una de las vigas de sus vidas personales-en un mundo individualista- infravaloran el contexto actual -el cual yo detesto-de incertidumbre, precariedad y pobreza global, que por cierto, se empieza a agravar colocando a la cabeza de la precariedad laboral al Estado español solo superado por países como Rumanía o Grecia.

Desde luego no sería realista achacar la situación de Catalunya únicamente a factores económicos, pero que duda cabe, que los mismos sí que juegan un papel muy importante para la mayoría de las catalanas. Esto desgraciadamente no es nada nuevo, todas, tanto las personas que vivimos en Madrid como las que viven en Bilbao, Denver o Barcelona, hemos sido educadas en una sociedad del dinero, del crecimiento económico, la propiedad privada, la inmediatez, o en definitiva por decirlo en dos palabras, de capitalismo salvaje.

Una vez enunciado lo anterior me gustaría profundizar en otro aspecto, el histórico, todas las naciones, y por lo tanto todos los nacionalismos, se basan en atribuirse el control total de una determinada fracción de tierra, aunque por ello, tengan que conquistar, matar o expulsar a poblaciones. Catalunya es un caso más de la lista, al igual que Castilla, Inglaterra o Francia, Jaume I conquistó varios territorios que no estaban bajo su control, expulsando a la población autóctona y repoblando dichos territorios con población catalana, del mismo modo que no tuvo reparo en expandirse por el Mediterráneo conquistando plazas como la de Sicilia. Jaume I fué el Cid Catalán, en mi opinión, ninguno de los dos merecen mis alabanzas ni son santos de mi devoción como sujetos históricos.

Ahora, es de recibo decir que el Estado español, al igual que el francés o el británico, han llevado a cabo una limpieza de diversidad cultural y un atropello contra la heterogeniedad étnica que todas y todos los libertarios debemos de condenar de manera firme y taxativa, pero del mismo modo que digo esto, enuncio a continuación, que no necesitamos de un Estado -Nación con sus fronteras y banderas nacionales para defender la diversidad cultural.

Por su parte y en contraposición a el Estado y al nacionalismo, el Confederalismo libertario de libre adhesión es la opción por la que han de optar todas aquellas personas, tanto de Catalunya como del resto del mundo, que persigan la independencia, dicho modelo integral se define por lo siguiente:
  1. Es asambleario y de base, las decisiones se toman en asambleas y consejos vecinales donde se encuentran representadas todas las capas de la sociedad. La política no puede ser una profesión y los cargos son rotativos y al servicio de los intereses de la comunidad, que no como en las democracias occidentales, de uno mismo y “sus lentejas”.
  2. Es feminista y no heteropatriarcal, por lo tanto, en dicho sistema no existe la discriminación sobre las mujeres en ningún ámbito ni esfera de la vida pública, al igual que no se da discriminación por motivos de elección sexual o de género. Es una sociedad donde todas somos quienes queremos ser y como queremos ser sin miedo a ser juzgadas, prejuzgadas o atacadas, es más, es una sociedad donde funcionan una serie de organismos para evitar ese tipo situaciones.
  3. Es ecosocial y bioregionalista, es decir, busca la resiliencia de los ecosistemas, el respeto de todas las especies-antiespecismo-, del territorio que nos cobija y se organiza políticamente en torno a factores territoriales y naturales, que no económico-productivos. De igual modo, persigue alcanzar una sociedad de Residuo Cero; es ecoautosustentable, teniendo en cuenta que todas las comunidades de viviendas son ecocoopertativas autosuficientes, en un gran grado, y no perjudiciales para su entorno natural. Se tienen en consideración técnicas como la Permacultura o la Agroecología.
  4. Es Cooperativista y autogestionario, la sociedad se organiza en torno a cooperativas, grupos de consumo o producción, donde todas las personas tienen derecho a opinar en las decisiones, la responsabilidad es colectiva y compartida. El objetivo de dicho modelo es producir lo necesario para la vida humana sin explotar el territorio ni a sus especies, de igual modo, se produce y se consume para vivir dignamente y no se vive para producir y consumir desenfrenadamente; más bienes sociales y menos bienes materiales. Las comunas cooperativas son la forma de organizarse frente al encarecimiento de la vivienda y las dificultades habitacionales.
  5. Es antifascista, multiétnico y diverso, es un modelo donde pueden convivir personas de diversas creencias, religiones o culturas de manera armónica y pacífica. Un ejemplo de esto lo estamos viendo en el Kurdistán sirio, donde bajo el paragüas del confederalismo diversas religiones, pueblos y culturas conviven fraternalmente; donde unas ven fronteras y banderas otras personas vemos diversidad, convivencia y uniones interculturales que traspasen el concepto de “frontera nacional”.
Lo anterior es solo un esbozo-en otros textos de mi blog está más desarrollado el confederalismo como propuesta- que plasmo en este escrito para contextualizar la crítica al “procés”, he de decir en último lugar, que respeto profundamente lo que cada cual opine respecto a este asunto, y que por supuesto, no seré yo quien no se posicione a favor de que ese día se pueda votar, de hecho estoy obviamente a favor -si fuera catalán yo no iría a votar-, lo que sí que haré será pedir cordura e independencia total, y decirle a Puigdemont y a sus socios de viaje-incluida la CUP- , que es imposible retornar al modelo de “bien estar” que se “disfrutó” en este Estado hace unos cuanto años. Es más, les diría una obviedad, si dicha situación se ha dado y se sigue dando-aunque en menor medida en el sur de Europa-, es a costa de los países del sur y de un modelo de sociedad que aprovecha el 80% de los recursos naturales siendo la misma el 20% de la humanidad.

El norte opulento se encuentra tocado y hundido y las promesas de bienestar y progreso económico que se anuncian por parte de algunos gobernantes catalanes si llegara el futuro Estado catalán, no son más que papel mojado, mentiras, que sólo se podrían ejecutar con un mantenimiento e incrementación de la dominación del norte sobre el sur y con la aplicación de un ecofascismo, que no nos engañemos, ya se ha dado y se sigue dando, la pregunta es, ¿ Lo podremos parar? ¿ Podremos cambiar nuestras actitudes de vida y consumo?

En mi opinión es hora de buscar otras vías alejadas de los fracasos que ya conocemos a nivel político y de las formas económicas megalómanas y extractivistas , las que solo benefician a los poderosos , y también porque no decirlo, a los y las habitantes del norte opulento, a nosotros y nosotras. Por lo que es fundamental que aprendamos a vivir de otra manera mas frugal, sencilla y alejada de la ostentosidad, debemos de ser conscientes que el modo de vida actual se da por la opresión de otros seres humanos, otras especies y nuestra propia casa, el planeta; es momento de poner sobre la mesa aquella proclama que viene a decir que no por tener 20 zapatillas correremos 20 veces más rápido.

“Las culturas y las naciones son elementos humanos que se modifican, distorsionan, e incluso llegado un momento desaparecen, por ello, no debemos de mirar el “procés” con visceralidad nacionalista y tiempo de reloj, si no que por el contrario, lo debemos de observar desde el tiempo terrestre, el glacial, el cual nos indica que somos una mota en la historia del planeta, al igual que nos enseña, que si algo se ha dado a lo largo de la historia de la humanidad ha sido la explotación del hombre sobre la mujer, del hombre sobre el propio hombre y de la especie humana sobre el resto de especies y el territorio que a todas las personas nos alberga”.

Pedro A. Moreno

Tomado de https://elrincondemartinico.wordpress.com/2017/09/14/no-es-ruptura-ni-transformacion-es-continuidad-estatista/

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